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Reseña: La sociedad paliativa. El dolor hoy.

Byung-Chul Han (2021). Herder

28 de enero 2021

Byung-Chul Han reflexiona en este libro sobre el dolor, su actualidad y la relación de negatividad que tenemos con el mismo. Afirma que el dolor es “una clave para entender la respectiva sociedad (p.11), y que nuestra sociedad padece de “algofobia”, una fobia al dolor que, ha implicado una serie de dispositivos tendientes a su mitigación o eliminación en función de unas políticas de bienestar fundamentadas en la psicología positiva.

Han, en este pequeño texto, de once capítulos y 90 páginas, vuelve a los temas elaborados en su vasta obra casi completa traducida al español, inscribiendo, en esta oportunidad, nuestra relación negativa con el dolor en el marco de una cultura neoliberal de rendimiento que, a pesar del cansancio físico, anímico y subjetivo que genera, debe negar cualquier forma de dolor o sufrimiento. Lo que resulta muy actual por el contexto de pandemia en el que vivimos hace ya dos años.

La sociedad paliativa, según Han, es una sociedad que promueve la analgesia de la existencia y de toda forma de vida porque, enfrentarse al dolor sería ingresar a la zona oscura de la existencia, especialmente en sus condiciones neoliberales. Más bien, de lo que trata, es alentar la pura positividad en todo ámbito o dimensión de la vida. El dolor “es un síntoma de debilidad” (p14), lo que lo hace incompatible con la positividad implicada en el rendimiento como mandato cultural, porque abrir la puerta al dolor sería encontrarse con lo otro irreductible, distinto y negado. La sociedad paliativa es una sociedad que ha cosificado la vida, mientras que el dolor (en tanto síntoma y sufrimiento) nos hace singulares, la sociedad analgésica nos sostiene en el “infierno de lo igual” de la positividad.

En sus capítulos, Han recorre diversas dimensiones de la sociedad paliativa que, podemos afirmar, en su peculiar relación con Michel Foucault, sería la superación o diferente, al menos, de la sociedad disciplinaria, por una sociedad del “cuidado de sí”, entendido ciertamente en términos de rendimiento, a partir de la productiva relación entre los dispositivos de la psicología positiva y el wellness, que ha desarrollado el programa cultural del neoliberalismo, negando toda forma y relación con dolor, aquí cobra importancia la sobrevalorada resiliencia en la actualidad.

Este programa cultural, entre muchas otras cuestiones, ha configurado una forma de relación consigo mismo, convirtiéndose cada cual en imaginario soberano de sí, responsable tanto de su éxito como, especialmente, de su fracaso. Negar el dolor es la base del desconocimiento de la zona oscura de cada ser humano, allí donde es posible reconocer el dolor y sufrimiento, desde donde se podría constituir una autonomía y una política emancipatoria, sin caer en la “ideología de la víctima” que resulta hoy tan rentable e impolítica.

Como dice Han: “La nueva fórmula de dominación es «sé feliz». La positividad de la felicidad desbanca a la negatividad del dolor. Como capital emocional positivo, la felicidad debe proporcionar una ininterrumpida capacidad de rendimiento. La automotivación y la auto optimización hacen que el dispositivo neoliberal de felicidad sea muy eficaz, pues el poder se las arregla entonces muy bien sin necesidad de hacer demasiado. El sometido ni siquiera es consciente de su sometimiento. Se figura que es muy libre. Sin necesidad de que lo obliguen desde afuera, se explota voluntariamente a sí mismo creyendo que se está realizando. La libertad no se reprime, sino que se explota. El imperativo de ser feliz genera una presión que es más devastadora que el imperativo de ser obediente.” (p.23)

Luis Henríquez Riutor

Escuela de Sociología

Universidad de Valparaíso